jueves, 3 de octubre de 2013

¿Más o menos comidas al día?

No es complicado, dentro del mundo del entrenamiento y la nutrición, encontrarnos con ciertas cuestiones que nos hacen plantearnos si verdaderamente hacemos las cosas bien.

La frecuencia con la que ingerimos alimentos no es una excepción, existen muchas opiniones contradictorias referentes a este tema. Al final de esta entrada quizás se aclaren algunas cuestiones, aunque la decisión difícilmente será extrapolable a todas las personas independientemente de su condición física, edad, sexo, o características individuales. De tal forma, algunas personas pueden presentar propensión a digestiones difíciles u otras cuestiones que les llevarán a anteponer dichas particularidades a cualquier otra conclusión extraída de las investigaciones científicas.

Antes de presentar la fantástica reflexión del gran Brad Schoenfeld acerca de la repercusión de la frecuencia alimentaria quiero explicar que está enfocada a personas que entrenan para mejorar su composición corporal, es decir, individuos entrenados, deportistas o que realizan cierta actividad física vigorosa para conseguir sus objetivos.


¿Qué es mejor 3 o 6 comidas al día?


Lo que necesitas saber…
La ciencia no respalda la idea de que comer más frecuentemente incremente la tasa metabólica.
Existe evidencia de que hacer múltiples ingestas pequeñas de alimentos puede incrementar la síntesis proteíca, pero esto solo se ha demostrado en casos en los que las dosis de proteína son muy bajas.
• Es mejor experimentar con diferentes frecuencias de comidas y ver qué es lo más conveniente para cada persona. Por encima de todo, es necesario elegir una frecuencia de alimentación que se adapte al estilo de vida.
Habrás oído afirmar que comer poco y frecuentemente es la clave para mantenerse en forma. Acelera el metabolismo, satisface el hambre y promueve un mejor control de la glucosa. Al menos es lo que la “sabiduría de gimnasio” siempre nos ha hecho creer.
¿Respalda la ciencia la práctica de repartir las comidas a lo largo del día?
Veamos algunas investigaciones.
METABOLISMO
Los defensores de comer comidas con frecuencia afirman que ayuda a "acelerar el metabolismo". Esto se basa en la teoría del punto de ajuste (setpoint), el cual dicta que tu cuerpo se esfuerza por mantener suficiente energía (es decir, grasa corporal) para sobrevivir a la próxima hambruna. Así que cuando estás sin comer durante más de unas pocas horas, el cuerpo siente la privación y cambia al "modo de hambre", entonces parte de la respuesta del hambre consiste en disminuir el gasto energético en reposo. En efecto, el cuerpo ralentiza su tasa metabólica para conservar la energía.
Si bien estas declaraciones pueden sonar lógicas a simple vista, hay poca evidencia que apoye que en realidad ocurra así.
 LeBlanc et al. (1) encontraron que los perros alimentados con cuatro pequeñas comidas duplicaron la respuesta termogénica en comparación a comer el mismo número de las calorías totales en una sola comida más grande. Un estudio de seguimiento realizado por los mismos investigadores encontraron que los humanos también experimentan mayor termogénesis con alimentaciones más frecuentes (2).
Por otro lado, muchos otros estudios no han podido demostrar que la frecuencia de comidas tenga un efecto tangible sobre el gasto energético (3-7). Vemos que la mayoría de la evidencia científica no apoya que se incremente el metabolismo como resultado de la partición de la ingesta de nutrientes a través de múltiples comidas.
La lógica básica se opondría a cualquier aumento del efecto de comer con frecuencia en la termogénesis dietética. Las mejoras termogénicas de las comidas frecuentes se atribuyen generalmente al efecto térmico de los alimentos (TEF).
Simplemente, el TEF es la energía gastada en forma de calor resultante de la digestión de las fuentes de alimentos. Los distintos macronutrientes tienen diferentes efectos térmicos, la proteína provoca el mayor gasto de energía y la grasa el menor. El TEF de una comida típica mixta se estima en alrededor de 10% de las calorías consumidas.
Con este trasfondo, echemos un vistazo a cómo la partición de las comidas afectaría al TEF en una dieta de 2.400 calorías al día. Si comes tres comidas de 800 calorías, el TEF sería 80 calorías por comida. Multiplicando esto por el número de comidas diarias (tres) se llega a un TEF total de 240 calorías.
Ahora bien, si se va a consumir la misma dieta de 2.400 calorías en seis comidas, la TEF sería 40 calorías por comida. Haciendo cálculos terminamos con las mismas 240 calorías adicionales quemadas al igual que en la dieta de tres comidas al día. Suponiendo que el contenido de macronutrientes y calorías totales permanecen constantes, ¡No hay diferencia en la termogénesis!


HAMBRE Y APETITO
Los defensores de las comidas frecuentes a menudo afirman que contribuye a controlar el apetito y el hambre. Está bien documentado que el control de peso es principalmente una función de balance de energía - si ingieres más calorías de las que gastas ganarás peso, crea un déficit de calorías y perderás peso.


Se postula que hay una tendencia a la hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en la sangre) en los periodos post-prandial (después de comer) asociados a las comidas poco frecuentes. En un intento de restaurar el azúcar en la sangre, tu cuerpo advierte al hipotálamo que necesita alimentos, especialmente hidratos de carbono simples. Llega la sensación de hambre y se acaban comiendo más (a menudo en forma de dulces refinados) de lo que se habría hecho con comidas más pequeñas. Esto crea un círculo vicioso de comer en exceso y secreciones de insulina incontroladas – un camino asegurado para el aumento de peso no deseado.

Sin embargo, la investigación no parece apoyar estas afirmaciones altivas tampoco. Mientras que algunos estudios han informado de que los sujetos no estaban tan hambrientos cuando las comidas estaban espaciadas a lo largo del  día (8-11), otros  no han podido detectar diferencias en los índices de apetito y el hambre, independientemente de la frecuencia de alimentación (12, 13).
De hecho, algunos estudios han encontrado que el consumo de tres en lugar de seis comidas diarias en realidad promueve una mayor sensación de saciedad (6, 14). Es más, la evidencia es contradictoria sobre cómo el número de comidas consumidas afecta a las hormonas relacionadas con el hambre (13, 15). En su conjunto, la creencia de que satisface más la ingesta de nutrientes de manera separada es ambigua probablemente esté relacionado con factores individuales.
NIVELES DE INSULINA
Otra afirmación citada a menudo para apoyar la partición de las comidas durante todo el día es que tiene un efecto "insulino-amigable". De acuerdo a la hipótesis, comer pocas comidas en grandes cantidades causa un aumento en el azúcar sanguíneo, que a su vez conduce a un pico en los niveles de insulina. Dado su papel como hormona de almacenamiento, los grandes picos de insulina cambian los mecanismos que aumentan la acumulación de grasa. Suena mal, pero la validez de estas alegaciones son inconsistentes.
Una serie de estudios han demostrado que el consumo de comidas más frecuentes producen un efecto favorable sobre la homeostasis de la glucosa (16-20). Esto se traduce siempre en una reducción de los picos de insulina y concentraciones medias de insulina inferiores. Pero la pregunta principal aquí es, ¿Son importantes estos hallazgos? Desde un punto de vista de la pérdida de grasa, la respuesta parece no ser realmente relevante.

Munsters et al. (21) encontraron que mientras que las comidas frecuentes producen picos significativamente más bajos y más aún de glucosa y valores de insulina en comparación con un menor número de alimentaciones, no hubo diferencia en la oxidación de grasas entre los grupos. Simplemente, los dos patrones de alimentación resultaron en la misma cantidad de grasa quemada.
Este estudio fue notable por su metodología rigurosamente controlada. Los investigadores emplearon un diseño cruzado donde los mismos sujetos consumieron ambas dietas y los mismos tipos y cantidades exactas de alimentos. Es más, los sujetos eran adultos con porcentajes grasos bajos y saludables, Por lo tanto más relevante para aquellos que regularmente entrenan.

La conclusión es que quienes se fijan en los efectos insulinémicos para la pérdida o acumulación de grasa en poblaciones sanas tiene la vista puesta en el premio equivocado: el enemigo es el exceso de calorías, no de insulina.

COMPOSICIÓN CORPORAL
La evaluación de los efectos agudos de las comidas frecuentes puede dar pistas interesantes en cuanto a posibles consecuencias de este planteamiento. Sin embargo, la única cosa que nos importa en última instancia es si comer con más frecuencia mejora la composición corporal. Aquí es donde las cosas se ponen un poco complicadas.

El estudio más citado por los defensores de comidas frecuentes se realizó con boxeadores de competición a los que se les puso una dieta de 1,200 calorías por dos semanas (22). Un grupo consumió las calorías en forma de dos comidas diarias, mientras que el otro grupo divididas, comiendo más de seis veces al día.
Al final del estudio, el grupo de alimentación frecuente conservó una mayor cantidad de masa corporal magra en comparación con el grupo de dos comidas al día aunque la pérdida de peso total fue similar entre los grupos. Si bien estos resultados son interesantes, hay que señalar que el período de estudio fue muy corto. Si esos resultados continuarán a largo plazo es especulativo.
Es más, la ingesta total de proteína fue de sólo 60 gramos al día - una cantidad muy por debajo de lo que cualquier atleta entrenando duro requeriría para evitar el catabolismo muscular. Estas limitaciones hacen que sea difícil sacar conclusiones firmes sobre el tema.
Un estudio reciente realizado por Arciero et al. (23) parece apoyar, además, una mayor frecuencia de comidas diaria. En pocas palabras, el estudio empleó un diseño complejo donde dos de los grupos consumieron una dieta alta en proteínas que asciende a 35% del total de calorías de tres o seis comidas al día durante aproximadamente dos meses. Ambos grupos mostraron aproximadamente la misma cantidad de la pérdida de grasa (2.5 kilogramos para las tres comidas frente a 2,7 kilogramos para los seis comidas). No hay problema aquí.
Sin embargo, el grupo que consumió las comidas frecuentes en realidad ganó masa muscular (0.6 kilogramos), frente a una pérdida de masa magra en el grupo que comió tres comidas diarias (-0,9 kg). Sin duda nada despreciable.
Una vez más, los resultados deben tomarse con cautela. En este caso, los sujetos eran mujeres con sobrepeso que no realizaban ningún ejercicio. Si se pueden observar resultados similares en personas que entrenan, es una incógnita.
Además, parece curioso que la frecuencia tuviera un impacto tan severo en el aumento de la masa magra dado que los efectos anabólicos de consumo de proteínas se han demostrado que tienen una duración de hasta seis horas (24). Esto plantea dudas sobre la validez de las mediciones de la composición corporal en este estudio.
En oposición a las conclusiones antes mencionadas, varios otros estudios no han mostrado beneficios en la composición corporal al consumir comidas más frecuentes (13, 25). De hecho, un estudio bien diseñado por Stote et al. (8) encontró que un grupo de adultos de mediana edad con peso normal perdió más grasa corporal después de un régimen de una sola comida al día en comparación con comer la misma cantidad de calorías espaciadas a lo largo de las tres comidas diarias.

Entonces, ¿Qué podemos deducir de la investigación con respecto a la frecuencia de las comidas?
 • Las afirmaciones que sugieren el aumento del gasto metabólico por la repartición de las comidas a lo largo del día son bastante exageradas. La investigación en la materia es muy discrepante y deja más preguntas que respuestas.
• Existe cierta evidencia de que hacer numerosas comidas en pequeñas cantidades puede tener un impacto positivo en el incremento de la síntesis proteíca (22, 26, 27), pero solo se ha demostrado en casos en los que la ingesta de proteína era muy baja. Es muy especulativo afirmar que esto también será cierto cuando se consuman las cantidades recomendadas para deportistas de fuerza y personas que entrenan intensamente.
• Si eres un culturista que busca ganar una competición incluso pequeñas mejoras en la composición corporal pueden significar la diferencia entre la victoria y la derrota. Si tu meta es reducir los niveles de grasa corporal al mínimo mientras conservas la masa muscular el mejor consejo es experimentar con diferentes frecuencias de alimentación y ver qué funciona mejor para ti. La variabilidad individual siempre tiene un gran impacto en los resultados óptimos.
•    Así que elige una frecuencia de comidas que se adapte a tu forma de vida. Si te gusta comer frecuentemente a lo largo del día, hazlo. O si en cambio prefieres consumir grandes cantidades en pocas ocasiones también es una opción viable. If you like the regimentation of eating frequently throughout the day, then go for it. On the other hand, if you prefer consuming just a few large daily meals, that's a viable option as well. Sólo sé coherente con tu enfoque, hay cierta evidencia de que los patrones de alimentación irregulares pueden alterar negativamente la función metabólica (28, 29).

REFERENCIAS:
1. LeBlanc J, Diamond P. Effect of meal size and frequency on postprandial thermogenesis in dogs. Am J Physiol. 1986 Feb;250(2 Pt 1):E144-7.
2. LeBlanc J, Mercier I, Nadeau A. Components of postprandial thermogenesis in relation to meal frequency in humans. Can J Physiol Pharmacol. 1993 Dec;71(12):879-83.
3. Verboeket-van de Venne WP, Westerterp KR. Influence of the feeding frequency on nutrient utilization in man: Consequences for energy metabolism. Eur J Clin Nutr. 1991 Mar;45(3):161-9.
4. Taylor MA, Garrow JS. Compared with nibbling, neither gorging nor a morning fast affect short-term energy balance in obese patients in a chamber calorimeter. Int J Obes Relat Metab Disord. 2001 Apr;25(4):519-28.
5. Kinabo JL, Durnin JV. Effect of meal frequency on the thermic effect of food in women. Eur J Clin Nutr. 1990 May;44(5):389-95.
6. Ohkawara K, Cornier MA, Kohrt WM, Melanson EL. Effects of increased meal frequency on fat oxidation and perceived hunger. Obesity (Silver Spring). 2013 Feb;21(2):336-43.
7. Hill JO, Anderson JC, Lin D, Yakubu F. Effects of meal frequency on energy utilization in rats. Am J Physiol. 1988 Oct;255(4 Pt 2):R616-21.
8. Stote KS, Baer DJ, Spears K, Paul DR, Harris GK, Rumpler WV, et al. A controlled trial of reduced meal frequency without caloric restriction in healthy, normal-weight, middle-aged adults. Am J Clin Nutr. 2007 Apr;85(4):981-8.
9. Speechly DP, Rogers GG, Buffenstein R. Acute appetite reduction associated with an increased frequency of eating in obese males. Int J Obes Relat Metab Disord. 1999 Nov;23(11):1151-9.
10. Speechly DP, Buffenstein R. Greater appetite control associated with an increased frequency of eating in lean males. Appetite. 1999 Dec;33(3):285-97.
11. Smeets AJ, Westerterp-Plantenga MS. Acute effects on metabolism and appetite profile of one meal difference in the lower range of meal frequency. Br J Nutr. 2008 Jun;99(6):1316-21.
12. Leidy HJ, Tang M, Armstrong CL, Martin CB, Campbell WW. The effects of consuming frequent, higher protein meals on appetite and satiety during weight loss in overweight/obese men. Obesity (Silver Spring). 2011 Apr;19(4):818-24.
13. Cameron JD, Cyr MJ, Doucet E. Increased meal frequency does not promote greater weight loss in subjects who were prescribed an 8-week equi-energetic energy-restricted diet. Br J Nutr. 2010 Apr;103(8):1098-101.
14. Leidy HJ, Armstrong CL, Tang M, Mattes RD, Campbell WW. The influence of higher protein intake and greater eating frequency on appetite control in overweight and obese men. Obesity (Silver Spring). 2010 Sep;18(9):1725-32.
15. Solomon TP, Chambers ES, Jeukendrup AE, Toogood AA, Blannin AK. The effect of feeding frequency on insulin and ghrelin responses in human subjects. Br J Nutr. 2008 Oct;100(4):810-9.
16. Jenkins DJ, Wolever TM, Vuksan V, Brighenti F, Cunnane SC, Rao AV, et al. Nibbling versus gorging: Metabolic advantages of increased meal frequency. N Engl J Med. 1989 Oct 5;321(14):929-34.
17. Jenkins DJ, Ocana A, Jenkins AL, Wolever TM, Vuksan V, Katzman L, et al. Metabolic advantages of spreading the nutrient load: Effects of increased meal frequency in non-insulin-dependent diabetes. Am J Clin Nutr. 1992 Feb;55(2):461-7.
18. Arnold LM, Ball MJ, Duncan AW, Mann J. Effect of isoenergetic intake of three or nine meals on plasma lipoproteins and glucose metabolism. Am J Clin Nutr. 1993 Mar;57(3):446-51.
19. Bertelsen J, Christiansen C, Thomsen C, Poulsen PL, Vestergaard S, Steinov A, et al. Effect of meal frequency on blood glucose, insulin, and free fatty acids in NIDDM subjects. Diabetes Care. 1993 Jan;16(1):4-7.
20. Rashidi MR, Mahboob S, Sattarivand R. Effects of nibbling and gorging on lipid profiles, blood glucose and insulin levels in healthy subjects. Saudi Med J. 2003 Sep;24(9):945-8.
21. Munsters MJ, Saris WH. Effects of meal frequency on metabolic profiles and substrate partitioning in lean healthy males. PLoS One. 2012;7(6):e38632.
22. Iwao S, Mori K, Sato Y. Effects of meal frequency on body composition during weight control in boxers. Scand J Med Sci Sports. 1996 Oct;6(5):265-72.
23. Arciero PJ, Ormsbee MJ, Gentile CL, Nindl BC, Brestoff JR, Ruby M. Increased protein intake and meal frequency reduces abdominal fat during energy balance and energy deficit. Obesity (Silver Spring). 2013 Jul;21(7):1357-66.
24. Aragon AA, Schoenfeld BJ. Nutrient timing revisited: Is there a post-exercise anabolic window? J Int Soc Sports Nutr. 2013 Jan 29;10(1):5,2783-10-5.
25. Finkelstein B, Fryer BA. Meal frequency and weight reduction of young women. Am J Clin Nutr. 1971 Apr;24(4):465-8.
26. Areta JL, Burke LM, Ross ML, Camera DM, West DW, Broad EM, et al. Timing and distribution of protein ingestion during prolonged recovery from resistance exercise alters myofibrillar protein synthesis. J Physiol. 2013 May 1;591(Pt 9):2319-31.
27. Garrow JS, Durrant M, Blaza S, Wilkins D, Royston P, Sunkin S. The effect of meal frequency and protein concentration on the composition of the weight lost by obese subjects. Br J Nutr. 1981 Jan;45(1):5-15.
28. Farshchi HR, Taylor MA, Macdonald IA. Beneficial metabolic effects of regular meal frequency on dietary thermogenesis, insulin sensitivity, and fasting lipid profiles in healthy obese women. Am J Clin Nutr. 2005 Jan;81(1):16-24.
29. Farshchi HR, Taylor MA, Macdonald IA. Decreased thermic effect of food after an irregular compared with a regular meal pattern in healthy lean women. Int J Obes Relat Metab Disord. 2004 May;28(5):653-60.

Fuente original del artículo:http://www.t-nation.com/diet-fat-loss/whats-best-3-or-6-meals-per-day#.UkylbQms8Cs.facebook