¡Sí! Aunque al final le pondremos el pero...
Es cierto que el sustrato que se utiliza para la
termorregulación (mantener la temperatura idónea del cuerpo) son los ácidos
grasos, últimamente están apareciendo muchos artículos relacionados con la
grasa parda y la grasa blanca, donde a pesar de la controversia se afirman
cosas tales como que esta grasa "parda" (brown fat) es la que se pone
en marcha para que las calorías, valga la redundancia, produzcan calor y eleven
la temperatura en situaciones de frío.
El ejercicio, según se ha descubierto, también
convierte la grasa de blanca a parda mediante una hormona denominada
"irisina". De esta forma, al hacer deporte, “no solo se
quemarían calorías por el movimiento, sino que además existe un consumo extra
por la activación de este tejido” que, también, pero de forma paralela, consume
las reservas de lípidos.
Bueno... entonces, si que es verdad que cuando nuestro
cuerpo se expone a condiciones de bajas temperaturas, quemaría calorías.
Pero ¿cómo aprovechar este mecanismo para que nos de
una ventaja en nuestra lucha por quemas esas calorías extras al día que
necesitamos para adelgazar?
Por ejemplo:
-Ingiriendo comidas frías. El organismo no puede dejar
pasar el alimento frío a la sangre. Por lo tanto deberá calentarlo. Ésta
operación le cuesta por lo tanto calorías y además enlentece la digestión y la
asimilación lo que evita la prematura aparición de hambre.
-Consumiendo bebidas frías (para llevar a los 36/37°C
dos litros de agua de la nevera se podrían necesitar en torno a 60 calorías).
-Tomando duchas frías, con el agua a una temperatura
de 25°C durante dos minutos se queman alrededor de 100 calorías para impedir el
enfriamiento del organismo.
-Evitando vivir en ambientes sobrecaldeados. Con una temperatura ambiente de 22°C se podrían consumir 100 calorías de mas por día . (Es uno de los hechos que según piensan puede tener relación con los incrementos de la obesidad actual, ABUSAMOS DE LAS CALEFFACCIONES)
¡OJO! debemos prestar atención a estas técnicas, no
hacer burradas... No es cuestión de poner al límite nuestro organismo.
PERO, cooooomo siempre, nada en la vida es tan fácil ni tan
cómodo, los esquimales o los ositos polares estarían todos en los huesos por
esta regla de tres, ¿no?
Y es que estudios corroboran que a exposiciones
prolongadas al frío, nuestro metabolismo, que es muy listo, aumenta la
capacidad para aprovechar mejor los nutrientes, convertirlos en grasa y
acumularlas.
Se podría producir un efecto rebote, ya que acumularíamos
un extra de grasa para que la próxima vez que bajara la temperatura no tuviéramos problemas
para soportarlo.
¡Qué ganas de veranito, eh!
Fuentes:
MJM Aliaga, JA Martínez - Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 2009
D García Torres, MF Castellanos González… - Revista …, 2011